Entrada 2. La física. La mecánica cuántica. El análisis técnico. El
valor de la acción.
Ideas previas
II. Características. Diferencias.
Existe una
característica que en principio nos puede parecer diferenciadora entre los
sistemas físicos y los económicos. Si tenemos presentes los casos de leyes
empíricas, obtenidas a partir de situaciones controladas donde se han extraído unas
determinadas conclusiones sobre la evolución de las variables, es obvio que las
condiciones que se dan en los mercados no son de la misma tipología que en los
sistemas físicos. Reproducir unas condiciones en los mercados es muy difícil o
imposible por el contrario en algunos sistemas físicos podemos manipular las
variables de entrada para observar los cambios en los resultados.
Pero la ciencia no
solo utiliza un método inductivo, no todos los fenómenos físicos son
reproducibles en las misma condiciones de partida, si no que puede partir de una
ley que rige un mismo tipo de fenómenos y si los resultados de un experimento
no concuerdan con esa ley, ésta se reformula o modifica para englobar el nuevo
suceso. Un ejemplo sería el paso de la física newtoniana a la física
relativista (sintetizando podríamos decir que la última englobaría la primera
cuando estamos en velocidades próximas a la de la luz). Campos como la
astrofísica o la física del aire son lugares donde la repetición del
experimento para dar validez se hace igualmente dificultoso o, incluso, imposible.
Por lo tanto una
característica que en principio podría pensarse como diferencial vemos que no
es realmente así. Entonces, desde ese punto de vista, el método en sí no debe
ser un problema para tratar el problema de la evolución del precio de la acción.
Otra diferencia, a
priori, importante sería la acción del observador sobre el resultado. Estamos
en el ámbito de una ciencia social donde toma preponderancia la acción del
individuo o del colectivo. En el caso de la evolución del precio de una acción
los inversores jugarían un papel determinante. Entender el comportamiento de
los agentes que intervienen en el valor del precio es un factor clave, a
diferencia de la mayoría de fenómenos físicos a los que estamos habituados. Que
llueva o no, no dependerá del observador, a menos que uno piense que si no coge
el paraguas lloverá.
Un ejemplo de
sistema donde el papel del “agente” es relevante es el llamado problema del bar
“El Farol”. La gente quiere ir a un bar pero siempre y cuando no haya demasiada
aglomeración porque si no ya no es apetecible. Si todos emplean un mismo método
para decidir si ir o no a ese bar y la conclusión es entonces la misma: todos
van y el bar ya es “no deseable”. Un método que era bueno, a priori, resultado
ineficiente (juegos de minoría).
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